En coautoría con Sergio Jarpa Gerhard (Santiago, Editorial Kactus, 1995).
“La incorporación del vicealmirante Cochrane y la activación de la Escuadra para comenzar sus campañas destinadas a extender la independencia al territorio que perteneció al Reino de Chile como asimismo a consolidarla, eliminando la presencia realista en el Virreinato del Perú, son logros de primera magnitud, si se toma en cuenta la carencia de recursos financieros en un país extenuado por la guerra intermitente (iniciada en 1812) y que no había heredado recursos marítimos significativos del período colonial. Esta es la meritoria obra del general Bernardo O’Higgins y sus colaboradores, José Ignacio Zenteno, Manuel Blanco Encalada y Luis de la Cruz, por nombrar solo a algunos. Venciendo innumerables obstáculos, habían creado un poder naval que disputaría y luego obtendría el necesario control del mar para proyectar fuerzas militares hacia tierra con el fin de consolidar, en forma permanente, la anhelada independencia.
El proceso descrito, que se extendió entre 1817 y 1818, es el que dio origen a la Armada de Chile, pues la institucionalidad creada en ese bienio ha tenido continuidad hasta estos días, con períodos de grandeza y decadencia que serán el tema de los próximos capítulos.”